Según Stepen Covey el gurú de los buenos hábitos para que puedas llegar a convertirte en una persona altamente efectivas tienes que ser constante.
"La administración efectiva consiste en empezar por lo primero. Mientras que el liderazgo decide qué es "lo primero", la administración le va asignando el primer lugar día tras día, momento a momento. La administración es disciplina, puesta en práctica."
Estas son palabras del Sócrates Americano, Stepen Covey.
¿QuÉ es la constancia?
La constancia es la fuerza y perseverancia en las resoluciones. Se trata de una actitud. De una predisposición para hacer algo con el fin de alcanzar un propósito.
Si quieres llegar a ser constante primero tienes que preguntarte lo siguiente: ¿cuánto estás dispuesto a esforzarte por alcanzar tus metas?
Seguramente que estás dispuesto a mucho. Y ahí no es donde radica el problema. Estoy más que convencida de que tienes muchos sueños que quieres hacer realidad. Que un sin número de metas giran en tu cabeza.
Empiezas con la mejor intención del mundo de llevar a cabo ese objetivo. Sí, las primeras semanas estás imparable. Te sientes formidable. Hasta que te acercas a la 3 o 4 semana, y parecería que todos los astros y las estrellas se ponen en tu contra. Y entrando en la 5 y 6 semana ya has tirado la toalla.
¿Te sientes identificado? No te sientas mal. No eres el único. Millones de personas alrededor del mundo no son constantes.
Lo que si puedo decirte es que ser constante es algo que a cualquier edad se puede aprender. Es como un músculo. Si lo ejercitas lo desarrollas. Y si no lo mueves se entumece.
¿Qué puedo hacer para mantenerme constante?
Me preguntarás que te sugiero para mantenerte activo y centrado en tus tareas. O sea, constante y paralelamente motivado.
La mayoría de nosotros podemos ser constantes en determinadas áreas y en otras mucho menos. Pero, tú sabes mejor que yo que ser constante tiene una enorme recompensa en todos los aspectos de la vida diaria.
Para lograr ser constante en tiempo récord tienes que tomar estos 5 atajos.
Atajo #1 Mantén tu mirada en el porqué
Antes de iniciar algo que tú entiendas vas a necesitar de mucha constancia para lograrlo debes preguntarte lo siguiente.
¿Por qué lo hago? ¿Para que lo quiero? ¿Por qué es tan importante para mí?
Escribe tus respuestas en papel y léelas en voz alta. ¿Son realmente importantes? Si la respuesta es afirmativa. ¡Felicidades! Ya has dado el primer paso sin darte cuenta.
Eso que quieres lograr descríbelo en una frase. Escríbela en papel y pégala en tu área de trabajo. Así la podrás ver todos los días. E irás haciendo tus tareas sin perder el ojo en tu objetivo.
Ejemplo: Laura necesita ser constante para bajar de peso
Laura una de mis clientas tiene por objetivo bajar de peso algo en lo que ser constante es la clave del éxito. Pero la constancia no era su fuerte. Ella se hizo las siguientes preguntas.
¿Para qué quiero bajar de peso? Para no perder mi salud.
¿Por qué lo hago? Me preocupa que mi salud se está deteriorando por mi exceso de peso, tengo el colesterol alto, la presión alta y mis rodillas cada día me duelen más.
¿Por qué es tan importante para mí? Mis hijos están pequeños necesitan que su mamá esté sana y con buena condición física. Yo quiero verlos crecer. Y además soy joven, quiero sentirme mejor y con menos quejas de salud.
Como ves en este ejemplo Laura, ella tiene una razón fuerte para bajar de peso. Ella está teniendo problemas de salud por culpa de su sobrepeso, sin embargo, ella quiere mantenerse sana para ver crecer a sus hijos que están pequeños.
Su idea está muy clara sobre que es lo que quiere hacer: Bajar de peso. Y el porqué quiere hacerlo es muy importante para ella: por sus hijos pequeños.
Es mucho más fácil mantenerse constante cuando estamos frente algo que es muy importante para nosotros.
Atajo #2 Escoge tus batallas
Los mejores estrategas de guerra dicen que no se puede hacer el frente a dos enemigos a la vez. Elige primero uno contra quien vas a combatir.
Los seres humanos tenemos una capacidad limitada de fuerza de voluntad y disciplina. Muchos estudios muestran que no se debe tratar de querer, por ejemplo, dejar de fumar y de tomar refrescos de cola al mismo tiempo.
Las estadísticas no mienten, al hacerlo las probabilidades de que fracases en ambas son muy altas.
Por eso es que te digo que escojas primero una batalla y luego cuando la hayas ganado completamente entonces, ve por la siguiente.
Otro punto importante es que cuando tengas tu objetivo en mano. Lo desgloses en partes más pequeñas y manejables. De esta manera, no sé vera tan grande e inalcanzable para ti. ¡Y serás mas constante!
Seguimos con el ejemplo de Laura que quiere bajar de peso.
Laura quiere además de bajar de peso, dejar de fumar. Obviamente si intenta hacer las dos cosas a la vez ya sabemos que no saldrá victoriosa. Sino que fracasará en ambos intentos.
Ahora bien Laura escogió primero bajar de peso. Para lo mismo, ha diseñado un plan de acción. Va a ir con una dietista para que de forma profesional la concientice sobre cómo modificar sus hábitos alimenticios.
Digo hábitos alimenticios, porque yo no creo en las "dietas mágicas", mucho menos en las "pócimas mágicas" que venden por ahí prometiéndote la luna, el sol y no sé cuántos astros más.
Cuando Laura tome conciencia sobre cómo comer sanamente (en vez de llevar una dieta que la mate de hambre durante un tiempo y que luego la deje y suba aún más de peso del que tenía) estará caminando hacia su objetivo.
Claro, a esto hay que adicionarle el ejercicio constante y perseverante. Para lo mismo Laura irá con un coach deportivo quien le pondrá una rutina de ejercicios adecuado a su situación (peso, edad, condición física actual y expectativas).
Todo esto hay que llevarlo acabo poco a poco. Aunque el ritmo sea lento, no importa porque Laura tiene su objetivo muy claro y el porqué lo hace. Las posibilidades de éxito de Laura van aumentando.
Aunque aún nos queda ver los otros 3 atajos para conseguir la tan anhelada constancia y perseverancia.
Atajo #3 Programa tus prioridades
Para Steven Covey el mayor secreto de la consistencia no está en priorizar tus horarios sino en programar tus prioridades.
Es muy importante que veas la diferencia entre ambos. Tu agenda debe girar alrededor de tus prioridades y no al revés. Sin embargo, lo que la mayoría hace es "intentar" encajar sus prioridades en la agenda.
Lo primero que debes hacer es programar tus prioridades. Y después incluir en tu agenda las actividades secundarias.
Entonces, vas a escribir en tu agenda las tareas y actividades que te llevaran a conseguir tu objetivo. Todo con fecha y hora. Recuerda tus prioridades deben de ser sagradas, no negociables.
Aterricemos esta TEORÍA con el ejemplo de Laura
Laura ya sabe que tiene que ir con un profesional que le enseñará como alimentarse de manera sana y balanceada. Tendrá además que sacar tiempo suficiente para ella misma profundizar más en el tema.
Ya sea leyendo o asistiendo a charlas de alimentación.
También tiene que hacer su cita con su entrenador físico. Aprender que rutinas son las más efectivas para ella sin que las mismas la lesionen.
En la agenda de Laura deben de estar de antemano programadas las horas para ejercitarse y el tiempo que invertirá en el mismo. Por ejemplo, Laura escogió una rutina de ejercicios de 3 veces a semana 1 hora cada vez. Esos tres días a la semana deben de estar marcados desde el domingo en la agenda de Laura.
Para que Laura baje de peso implica que debe comer de forma saludable. Entonces tiene que invertir tiempo en ir al supermercado y comprar todo lo que necesita para preparar platillos balanceados. Lo mismo que el tiempo de preparar esos alimentos deben de estar marcados en la agenda de Laura. De forma prioritaria.
Por eso, en su agenda antes que cualquier otra cosa deben de estar programadas las horas de ejercicio y las relacionadas con su alimentación.
Atajo #4 No escuches tu voz interior
¿Suena extraño esto que te estoy pidiendo no es así? Pero deja que te lo explique un poco y verás que lo entiendes de una vez.
Seguro que te ha pasado que empiezas algo con un entusiasmo y alegría descomunal. Y luego después de un tiempo, una voz te grita dentro de ti: ¡Deja eso! vamos a hacer algo más placentero.
Esa voz interior viene de tu cerebro primitivo. Nosotros los humanos tenemos constantemente una lucha interna entre lo que nos apetece hacer en este momento y en lo que sabemos que tenemos que hacer para conseguir nuestros objetivos.
El cerebro primitivo no es más que el sistema límbico. El hombre prehistórico tenía como necesidades básicas: buscar alimento, pareja y refugio.
Entonces el cerebro primitivo desarrolló antojos para asegurarse de que íbamos a conseguir alimento. Desarrolló deseo sexual dentro de nosotros para que buscáramos pareja. Desarrolló la necesidad de descansar para que encontráramos un refugio.
Durante siglos esto aseguró nuestra existencia.
Pero fuimos evolucionando.
Y ahora contamos también con un cerebro moderno que cuestiona las consecuencias de nuestros actos. Resiste a los impulsos y deseos de nuestro cerebro primitivo y trabaja para ayudarnos a conseguir nuestros objetivos.
Podemos decir que tienes en tus hombros de un lado un angelito (cerebro moderno) que te impulsa a perseverar y del otro lado tienes a un diablito (cerebro primitivo) que te dice tira la toalla y dale rienda suelta a tus impulsos.
Por eso, es que después de un tiempo escuchas esa voz interior.
¿Como puedes evitar caer en "tentación"?
Te lo explico con el ejemplo de Laura.
Laura ya empezó con sus nuevos hábitos alimenticios. Y lleva 3 semanas yendo a entrenar rigurosamente.
En la cuarta semana ha tenido unos días muy largos en su trabajo, a la vez, muchos problemas con su jefe. Ya terminó su jornada de trabajo está cansada y hastiada.
Tiene planeado irse al gimnasio y más tarde preparar la cena.
Su "diablito" le dice: estás cansada y harta del día. Pasa a comprarte una hamburguesa, con papitas fritas y refresco grande. Vamos a la casa a comer, ver televisión y descansar.
Su cerebro moderno en cambio le dice: vamos un rato al gimnasio, la clase de zumba te encanta, y luego en casa preparas una cena rica y balanceada. Y temprano nos vamos a dormir para descansar.
Como ves la primera opción en un momento de cansancio y mal humor suena mucho más atractiva que la segunda.
Ahora bien si Laura se dice a sí misma "tengo que ir al gimnasio y tengo que hacer mi cena" le está dando más oportunidades al cerebro primitivo de ganar la batalla.
Lo primero en estos casos es pensar en la importancia que tiene el objetivo principal. Enfocarte en él.
Además, si ella se dice y se convence (pensando en la importancia que tiene para ella el objetivo principal, bajar de peso por su salud y por sus hijos pequeños): "quiero ir al gimnasio y quiero hacer mi cena" porque quiero bajar de peso.
Está afirmando que lo que va a hacer es verdaderamente su voluntad.
Piensa que la palabra tener no te ayuda en la constancia. Quiero ir al gimnasio o voy a ir al gimnasio. Eso te hace sentir que tu propósito es más fuerte que la voz interior dentro de ti.
Atajo #5 Que no te paren tus derrotas
Ya hemos tomado 4 atajos fantástico para llegar hasta aquí. Si a pesar de haber hecho todo lo anterior, haz caído en "tentación". No te tortures.
A todos nos pasa. Lo importante es no quedarse lamentándolo. Párate y empieza de una vez. Toma las riendas y el control de tus actividades de nuevo.
La mayoría de las personas cuando se dejan llevar por su cerebro primitivo. Se desmotivan enormemente y creen que nunca lo lograrán.
Y en vez de seguir adelante con el plan. Lo hacen a un lado, caen aún más.
Mentaliza: "esto es solo una derrota de un día. La batalla sigue en pie."
Imaginemos que Laura al final de cuentas le hace caso a su "diablito" pasa por un restaurante de comida rápida y pide una hamburguesa doble con una bolsa de papas extra grande y por supuesto refresco de cola en el vaso más grande del restaurante.
Se come todo eso en un dos por tres y luego sé para por un postre y otro refresco.
Manejando de camino casa, empieza a sentirse mal. Se siente desilusionada con ella misma. Derrotada.
¡Debí haberme ido al gimnasio! Una lagrimita se desliza por su mejilla. Y se va a dormir con un mal sabor en la boca.
Lo malo no fue haber caído, sino que al día siguiente en vez de olvidarlo y seguir adelante. Se dice a sí misma. Ya rompí la dieta. La empiezo de nuevo el lunes de la semana que viene.
Y el resto de los días, no vuelve al gimnasio y solo compra comida de la calle.
Llega el lunes, se sube a la báscula. La sorpresa de lo que unos cuántos días le ha provocado la deja sin aire. Y de paso sin ninguna motivación extra para seguir adelante.
Moraleja: si caíste en la tentación. No te lamentes. Olvídalo y haz como si no hubiese pasado y sigue con tu plan.
No rompas plan por tan solo un error. Continúalo de inmediato. Si lo dejas ahí y decides empezarlo "el lunes" créeme va a ser mucho más difícil.
Resumiendo
Ya sabes cuáles son los 5 atajos que necesitas para lograr ser consistente en tiempo récord.
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