Alguna vez te ha pasado que estás en una situación difícil de aceptar y te dices a ti mismo:
¿Si esto al final me sale bien voy a donar X cantidad de dinero o voy a hacer Y obra social o voy a dedicarle más tiempo a A?
Ósea en pocas palabras te haces una promesa con la esperanza de que salgas bien de esa situación.
En realidad, este pensamiento es muy común. Es una conducta que la gran mayoría de las personas asume.
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Las estadísticas no mienten. En un estudio que publicó la revista Psychological Science, muestra como cuando aún estamos consientes de que no podemos controlar algo a menudo, actuamos como si las cosas no pudieran salir bien haciendo buenas obras.
A mí no me gusta que las cosas se me salgan de control ¿A quién sí? Yo creo que a ti tampoco. Sin embargo, aceptar lo incontrolable es para la gran mayoría un gran reto.
Por eso, asumimos la conducta que te acabo de describir. De hacer obras buenas con la esperanza de que así lograremos que las cosas, al final de cuentas, salgan a nuestro favor.
Inversión Kármica.
Todos estamos expuestos a esperar resultados de eventos muy importantes en nuestras vidas. Muchos de ellos están más allá de nuestro control personal.
Como por ejemplo, que te den ese puesto de trabajo en el que has solicitado. Que los exámenes médicos de tu ser querido salgan bien. Que el proyecto en que has invertido tanto tiempo y esfuerzo sea apreciado por tus jefes. Y así podría hacer una lista interminable de todo lo que nos resulta importante pero que sale de nuestro control.
Lo que aquí sucede entonces es que cuando tu deseo y la incertidumbre son altos, experimentas una falta de control. Lo más probable es que esta sensación te lleve a ayudar a otros, como si de esta manera pudieras alentar el favor del destino hacia la obtención de tus deseos.
Doctor Benjamin Converse.
Diversos estudios hechos por el profesor e investigador adjunto de Políticas Públicas y Psicología de la universidad de Virginia, en Estados Unidos, el doctor Benjamin Converse, afirman el comportamiento que asumimos ante lo incontrolable.
Según el Dr. Benjamin Converse la inversión kármica se refleja en la conducta de las personas cuando quieren un resultado sobre el cual tienen poco control.
Sus donaciones de tiempo y dinero aumentan. E incluso dejan de participar en actividades de satisfacción personal, como una especie de "sacrificio". Así como hacen promesas de hacer más obras de caridad cuando alcancen el resultado deseado.
Magia.
Es como si de una forma u otra pudiéramos alcanzar el tan deseado control personal a través de algo "mágico".
Y este elemento mágico es lo que se llama inversión kármica. La inversión kármica demuestra que las personas no solo persiguen la reciprocidad de intercambios interpersonales sino que también intentamos negociar con el universo.
Sin embargo, hay mejores maneras de sentirse en control. Existen unas tácticas y estrategias que si funcionan para ayudarnos a aceptar lo incontrolable.
Tácticas para ayudarnos a aceptar lo incontrolable.
Táctica 1: Elabora un plan B (y por qué no, un plan C, D, E).
Cuantos más escenarios diferentes puedas recrear, mucho mejor. Imagina que quieres aplicar para un puesto de trabajo que para ti es muy importante.
No puedes asegurar que te darán el cargo. Pero lo que si puedes hacer, es elaborar distintos planes para lograrlo y en caso de que no para buscar otro puesto similar.
Me explico, te puedes preparar muy bien para tu entrevista, puedes ensayar en casa, puedes estudiar de antemano que aptitudes están buscando para este puesto de trabajo.
A la vez, puedes hacer un mini estudio de mercado y ver donde más puedes conseguir un puesto similar (plan b).
En el caso de que no ten den el puesto, preguntar que le faltó a tu currículo, para en el segundo intento, considerarlo o incluir alguna herramienta nueva.
El tener varias opciones en tus manos o en papel te dará el sentimiento de la que situación sigue bajo tu control.
Táctica 2: Aprende de tus experiencias.
Los errores no son negativos. Son grandes oportunidades para crecer y para aprender.
Sigamos con el ejemplo anterior: No te dieron el puesto de trabajo.
Analiza entonces porque no salio bien. Ojo, la idea no es que te castigues o que nazca en ti un sentimiento de culpa que al final de cuentas no te llevara a ninguna parte.
La idea es que estudies la situación y veas que faltó, cual fue falló. Para que así, esto que aprendiste puedas ponerlo en marcha en el plan B que teníamos en la táctica 1.
Táctica 3: Cede el control.
Si tienes la costumbre (como yo) de querer tener el control sobre todo lo que está a tu alrededor. Puedes ir practicando con pequeñas cosas, a ir cediendo el control.
Ir cediendo el control poco a poco te llevará a descubrir que el resultado no tiene que ser negativo.
Y esto automáticamente te ayudará a aceptar más fácilmente lo que no puedes cambiar. Empieza con algo simple.
Verás como el cambio se va imperando en tu persona y como la ansiedad que lo incontrolable te provoca disminuye con el tiempo.
Por ejemplo, puedes empezar, dejando que sea tu amigo o amiga quien decida que película van a ver en el cine.
Táctica 4: Crea la impresión de que tienes el control.
Múltiples investigaciones han demostrado que la percepción del control es incluso más importante que el control mismo.
Si tienes la percepción de que puedes cambiar la situación, te sentirás en control de la misma aunque no sea así.
Que puedes hacer al respecto, desarrolla estrategias o tareas que puedas llevar a cabo, a fin que la situación que está fuera de tu control sea más manejable y puedas conservar la calma.
Por ejemplo, no te gusta lo que tu suegra prepara cuando van a comer a su casa. La próxima vez prepara tú algo para todos y llévalo a su casa.
Ponen la calefacción muy fuerte en casa de tu amiga, la próxima vez lleva ropa más ligera. Esto te ayuda aceptar lo que no está en tus manos cambiar.
Empieza con situaciones sencillas como las descritas anteriormente y te darás cuenta de que poco a poco esta costumbre la vas adoptando también en situaciones de mayor importancia.
Táctica 5: Distingue lo que no puedes controlar de lo que si puedes.
Es muy importante entender que hay una diferencia muy grande en permanecer ajenos a situaciones que nos duelen a permanecer preocupados por cosas que no podemos controlar.
Por nuestra salud y para evitar que la ansiedad se adueñe de nosotros, es importante que aprendemos a reconocer que esta en nuestras manos cambiar y que no.
Toma lápiz y papel. Apunta todo lo que te preocupa y lo que en las noches no te deja dormir. Ahora léelo en voz alta para ti. Siendo honesto contigo mismo. Respóndete esta pregunta:
¿Cuáles puntos de esta lista puedes cambiar? ¿Y cuáles no? Para los primeros vamos a hacer un plan con estrategias, tareas y actividades.
Los puntos que no puedes cambiar, tienes que aprender a soltarlos, a aceptarlos. No quiere decir que te dejan de importar, pero es muy importante desligar tu bienestar emocional de aquello que no puedes dominar.
Para terminar te pido un favor
Si te han gustado estas 5 tácticas para aceptar lo incontrolable entonces compártelas con tus familiarices, amigos y colegas. Recuerda que todos en algún momento nos toca aceptar lo incontrolable.
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